Lesiones de rodilla frecuentes

Si bien las actividades deportivas y recreativas pueden causar una serie de problemas en las rodillas, algunas lesiones son causadas por el desgaste normal o simplemente al levantarse de una silla. Los problemas en las rodillas son tan frecuentes que afectan a personas de todas las edades, interrumpiendo vidas y enviando a miles de personas al consultorio médico cada año. Las lesiones de rodilla con frecuencia se pueden tratar con fisioterapia o pérdida de peso, pero algunas son lo suficientemente graves como para necesitar procedimientos quirúrgicos.

Minimice sus riesgos al conocer algunas de las lesiones de rodilla más frecuentes y cuáles son sus causas.

1. Lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA)

El LCA es una banda de tejido resistente y flexible que atraviesa la mitad de la articulación de la rodilla. Una lesión del LCA ocurre cuando este se rompe o se estira demasiado. Las mujeres son aproximadamente de dos a ocho veces más propensas a las lesiones del LCA que los hombres. Hay un aumento de los casos de lesiones del LCA entre los adolescentes que realizan actividades deportivas y recreativas organizadas. El primer indicio de una lesión del LCA es un chasquido combinado con dolor e inflamación. Los síntomas también incluyen la sensación del rechinar de los huesos y la rótula y la imposibilidad de poner peso sobre la pierna afectada. Los desgarros parciales se pueden tratar en casa o con medicamentos de venta libre. Otras opciones incluyen rodilleras y fisioterapia, pero la cirugía de reconstrucción puede ser la mejor opción para algunos desgarros completos del LCA.

2. Quiste de Baker

Tener artritis y un desgarro del cartílago puede hacer que la rodilla desarrolle demasiado líquido y cause un quiste de Baker. El quiste lleno de líquido causa una protuberancia y una sensación de opresión detrás de la rodilla, que causa hinchazón, dolor en la articulación, rigidez e incapacidad para realizar una flexión completa. Estos síntomas pueden empeorar después de haber estado de pie durante mucho tiempo. En algunos casos, el quiste de Baker no causa dolor en absoluto. Se pueden tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno para reducir la hinchazón y el dolor, mientras que una combinación de descanso, elevación y analgésicos recetados es a menudo el tratamiento recomendado para los quistes rotos. Drenar y extirpar quirúrgicamente un quiste de Baker puede ser difícil porque no tienen un revestimiento y están formados por una sustancia gelatinosa.

3. Lesión del menisco

Las personas con una lesión del menisco experimentan dolor, especialmente cuando la rodilla se endereza. Esto se debe a que el menisco es un cartílago que actúa como soporte entre el fémur o hueso del muslo y la tibia. Puede lesionarse fácilmente cuando se gira la rodilla mientras soporta peso. Otros síntomas incluyen hinchazón, chasquidos en la rodilla, bloqueo de la articulación y debilidad alrededor del área de la rodilla. Podría ser necesaria una cirugía artroscópica si la rodilla no responde bien a la fisioterapia y la medicación.

4. Lesión del ligamento cruzado posterior (LCP)

Los signos y síntomas de una lesión del LCP incluyen dolor en la rodilla que causa una ligera cojera o dificultad para caminar, hinchazón de la articulación a las pocas horas de la lesión y una sensación general de inestabilidad en las rodillas. Las lesiones del LCP son más frecuentes durante accidentes de vehículos con motor y deportes de contacto. El tratamiento inicial para las lesiones del LCP requiere descanso, elevación y medicación. Puede ser necesario un tratamiento adicional según la gravedad de la lesión, que incluye un programa de rehabilitación intensa o una cirugía reconstructiva con una parte de su propio tejido o el de un donante.

5. Osteocondritis disecante

Esta afección se produce cuando la parte del hueso debajo de una superficie articular no cuenta con irrigación sanguínea suficiente. Esto hace que el hueso y el cartílago se aflojen y a veces, se desprendan. Si el cartílago se desprende, los síntomas incluyen dolor agudo, debilidad y bloqueo de las articulaciones de la rodilla. Una persona que sufre de osteocondritis disecante puede desarrollar osteoartritis. El tratamiento incluye reposo, evitar actividades intensas y cualquier movimiento que cause dolor y fisioterapia. Podría ser necesaria una intervención quirúrgica si no hay signos de mejoría, si se desprende por completo un trozo de hueso, o si hay una afección subyacente que causa osteocondritis disecante como piernas arqueadas o rodillas valgas.

Fuentes:
Medline
National Institutes of Health
KidsHealth
Healthline

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